sábado, 27 de julio de 2013

Reflexiones a las 4 de la mañana


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Son los vestigios de mi ser eterno lo que me lleva al vino barato.
Lo eterno cae, por puro equilibro nomas, en pequeñas y sucesivas muertes. Así como un positrón energizado positivamente con una carga de 10 Coulomb se precipita sobre una barra de pan francés ( de carga negativa).
Allí donde la gravedad es infinita, en un universo gobernado en su totalidad por aceleraciones y su ímpetu, el pensamiento de dobla y redobla sobre si mismo, colapsa, no va más allá de su propio ser (si es que es, no?). Los flujos se detienen y se compactan en una esfera esférica perfecta de densidad infinita. Nada va más allá de si mismo.
El problema con los pensamientos es su inmaterialidad, es que no se sienten. Las viajeros del éter se desplazan sin interacción alguna con su entorno. Y no se miden, a veces ni por las propias mentes creadoras.
Ídem las ausencias, son por no ser, y viajan lo mismo.

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