Bueno, a fin de cuentas todos soñamos con empezar a caminar y perdernos
en la lejanía. Así, que la anchura del paisaje y la profundidad del
silencio se cierre a nuestras espaldas y quedar parados sobre el peladero
de alguna loma con el viento dándonos de lleno en la cara.
´´Ahí se
escucha la voz interior´´ me dijo un viejo con la cara partida por las arrugas o por la experiencia
mientras le echaba otro palo de leña a la cocina, echado a su lado un
perro con menos arrugas pero con más sapiencia levantaba la ceja y se preparaba a escuchar la historia por enésima vez.
Allí se escucha la voz interior, uno conversa con sigo mismo y se aclara el entendimiento. Yo
iba, de tranco lento, a buscar una punta de ovejas que habían quedado
atrás, me le fui por la orilla el mallín y
cuando dentré a subir la loma, ahí en el medio del peladero, me escuché. El matungo se
paró, y me miraba, como si supiera el bicho, me miraba como a un
hermano, como si yo hubiese comprendido.
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