Rio de Janeiro, julio de 2013, Jornada Mundial de la Juventud, 3
millones de personas en la playa de Copacabana. Y a mi se me da por
salir a correr...
Le metí duro, el sol pegaba fuerte así
que a los pocos minutos estaba todo transpirado, tanto así que la gente
que me veía pasar o que me pega un leguetazo pensaba que recién había
salido del mar.
Salir de la playa fue toda una odisea, los campamentos
cristianos cubrían la totalidad de la superficie. Yo pensaba en
semejante manifestación de poder, en el terror de esos campamentos
asediando mi aldea, en la fuerza de la plegaria conjunta elevándose al
cielo.
Como harías para vencer semejante monstruo?
Sin duda haciéndolos dudar de su propia fuerza.
Ahí
caminaba yo intentando decifrar cual era la mayor virtud de aquella
multitud y de que forma podría sentarla en la corte cuando vi parado al costado
de la vereda (repito, yo super bañado en transpiración) a un cristiano
que sostenía un pequeño cartel:
Free hugs!