Bosque. Dicen que la paz reina en
estos lugares pero basta ponerse un poco en la corteza de sus habitantes para
darse cuenta de que aquí reina alguien o algo, pero definitivamente no es la
paz. Los árboles están, en efecto, en una carrera frenética y desesperada por
llegar más alto, más alto que sus vecinos para que no les tapen el cielo y
poder conseguir un poquito más de luz y desarrollar más hojas para atrapar más
luz y crecer un poquito más. Es una cuestión de supervivencia, quien no corre
esta carrera atroz verá como de a poco su agujerito de cielo se va cerrando
sobre su copa, debido a las hojas de sus vecinos que ven la posibilidad de
captar esos rayos de luz que pasan por ahí, y quedará relegado para siempre pues
cuando quiera crecer, o incluso alimentarse, se encontrará con que ya no hay
sol para él.
Esa es la razón por la cual los
árboles son altos y el bosque nos maravilla.
Abajo, los helechos y plantitas
rastreras viven de las migajas de luz que dejan caer desde lo alto sus grandes
hermanos y que se han agarrado todo el cielo para ellos.
Me aterra la idea de pensarte
natural.
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