Llegué a Bangkok con muchos preconceptos en
la cabeza, me habían dicho que era una ciudad gris, quilombo para acá y para
allá, una contaminación infernal. No encontré eso, la capital de Tailandia es
un poco gris, un poco quilombo, un poco contaminación. Un poco de lo que me
habían dicho, pero solo un poco.
Los tailandeses son, en su mayoría,
budistas. En Bangkok continuamente te cruzás con los monjes budistas, que son
personas que abandonan todo y dedican su vida a la religión. En teoría están
siguiendo los consejos de Siddhartha Gautama (el buda, o primer buda) para
alcanzar la iluminación*. Una de las cosas que decía Siddhartha era que, para
lograr este objetivo, era necesario desprenderse de todo bien material, vivir
como vago errante, dormir en la calle y alimentarse de la caridad de la gente.
Esta religión ha sido elogiada por los críticos más picantes, como Frederick
Nietzsche, argumentando que enriquecía a las personas porque las hacía
responsables de sus actos y exigía una mejora humana continua. Eso es lo que en
teoría hacen estos monjes. Yo no tengo intención de ponerme a hablar mal del
budismo ahora, pero Nietzsche era un pelmazo.
Yo no sé hasta qué punto es válido juzgar
una doctrina no por lo que es en sí misma, sino por sus efectos sobre las
personas, pero me voy a dar ese permitido. Estos muchachos monjes, que han
abandonado la vida de comodidades materiales andan con celulares touch screen
X2530 new generation baby, compus portátiles y, lo que es pior, sus harapos
huelen mejor que los míos. Es una lástima que el tiempo y las personas deformen
todo en todos los ámbitos de la vida, ¿o me van a decir ahora que si Perón
viviese hoy, sería Peronista?
* El hombre, razonando como hombre, está
condenado a sufrir, la muerte está siempre presente, uno se pone viejo y
doloroso, las enfermedades caen sobre los seres queridos etc etc. Alcanzar la
iluminación significa eliminar todo sufrimiento y librarse de la rueda del
karma que nos hace reencarnar una y otra vez.
El Rey. Un día estábamos en la estación de tren y empezó a zonar una música, al mismo tiempo todos se pusieron de pié o dejaron de caminar, era el himno del Rey que suena todos los días en esos lugares.
Tuktuk del infierno.
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