lunes, 25 de junio de 2012

Consejos útiles


He aquí una serie de pasos a seguir si, por esas casualidades de la vida, uno anda vagando por las tierras septentoriales de Tailandia y se encuentra con que un negocito ofrece a su público simpáticos paquetitos de yerba mate.

Paso 1. Agradecer.  Se busca al responsable directo de semejante acto heroico o suicida que significa traer la yerba mate a jugar con las reglas del comercio al otro lado del mundo, por lo general éste es el dueño del negocio. Una vez hallada la totalidad de la persona en cuestión se precede a dar las gracias de la forma más sincera posible, una buena opción es el jugoso, rico y nunca pasado de moda beso de lengua -para inspiración véase anexo 1.

Paso 2. Se procede a la negociación del precio por compra mayorista. En el caso del autor el regateo no fue muy fructífero lo que impidió comprar más de 3 paquetitos como el que muestra la foto al precio de una noche de hotel cada uno.


Paso 3. Se procede a la improvisación del mate propiamente dicho. Una buena opción es el culito de una botellita de agua mineral, como se muestra en la siguiente figura.


Importante: dejar unos centímetros de plástico en la zona superior para poder agarrar el mate mientras tiene agua caliente sin quemarse los dedos.

Paso 4. Improvisar una bombilla. Ésta puede ser fabricada tallando un par de muescas en el extremo de un tubito una birome.


Paso 5. Cebe y disfrute.

 

Anexo 1: Lea antes de besar. Rayuela Capítulo 7, Julio Cortázar.

 Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

     Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.


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