domingo, 3 de junio de 2012

Artesano Hot en Bangkok



Camino por una calle de Bangkok, barrio chino, con todo lo que eso significa, olor a carne seca mezclado con vaho de alcantarilla mezclado con polvo de curry mezclado con sol de 40 grados de calor que calienta el asfalto y le saca el oxígeno del aire, así, todojunto. La feria se despliega a lo largo de la calle y los números vuelan en todas direcciones. Equipos de música, cascos, una funda para el volante del taxi, fideos secos, un carburador para jeep willys modelo 68 (caja larga), un masajeador de pies, percheros para escobillones, escobillones, estrellitas ninja, una mezcladora de cemento, y… ahí, ahí lo vi, emergiendo erguidamente de las profundidades del mostrador como una especie de dios rosado y venoso, ahí, al aire libre, en la calle, bajo el ojo protector de un Tailandés con menos pulgas que María Antonieta, ahí estaba esperando a ser comprado en la feria urbana, un pene de goma.
La estupefacción del momento, de verte ahí, tan libre y desnudo, se fue transformando en un sentimiento de felicidad, porque por más que digan que sos nuestro peor enemigo, te tengo un poco de compasión y aprecio, por la injusticia con que normalmente se te trata. Me reconforta saber que en algún lugar del mundo se te respete y se te trate con igualdad frente a los demás electrodomésticos, y que no te condenen al destino innoble de la vidriera espejada o del fondo del cajón de la ropa de invierno.



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