Bueno. Un blog de
viaje tiene una vida corta, condenada al olvido y al abandono, al aire
polviento y naftalinoso, por una fecha impresa en un ticket de avión.
Y ahora tengo ganas de
seguir con este blog, tengo ganas… me dio así como un arrebato, pero ya estoy
casi convencido de que todo se construye en base a esos arrebatos, a darles la
rienda suelta. Por lo menos en personas escasas de pasiones, de sangre fría, de
sábados de ajedrez y de milanesas de
soja.
Sería fácil legitimarme
diciendo de que vida es un gran viaje, pero puajjjj. O que todavía sigo el
periplo ya que no estoy en Argentina pero eso no es del todo cierto. Así que
no, simplemente le voy a dar una lavada de cara y decir que a partir de ahora
este va a ser un blog de cosas.
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