domingo, 24 de marzo de 2013

Bruma. El Lobo.



Otra vez, el lobo, Bruma corre, sabe que dolerá.
Más de una vez se dejó atrapar, se dejo devorar, se relamió con su propia sangre junto con la bestia, más de una noche fue su única compañía y se dieron mutuo calor.
Pero hace ya muchos años que está caminando y sabe que eso no ayuda, beber su propia sangre no ayuda, entonces corre.
La bestia es rápida y casi siempre lo alcanza, le clava los dientes y así se queda, doliendo. Nunca lo destroza en pedazos, nunca lo engulle completamente, eso sería una solución, pero el lobo no es de esos que comen carne.
Así se queda, con los dientes clavados en su pierna. Y habla.

Eres puro llanto,
no puedes más que mendigar consuelo,
no atraes ni generas fuego.
Eres solo soledad,
mírate aquí, entre toda esta inmensidad,
¿acaso no te das lástima?
no se te ha guardado otro destino,
solo puedes rogar compañía,
rogar tiempo, hombros, palabras.
¿Besos dices? esos serán por lástima, tan amargos que apenas podrás si soportarlos.
No encontrarás a nadie en ningún lugar, no habrá nadie allí, ¿que no lo entiendes? ¿Alguna vez has visto alguien? Has visitado vientres, tampoco hubo nadie allí.
Esa es tu vida, esa es tu condena. Y tu única virtud.
Has de vivir con ella como una piedra en tus hombros y una corona en tu cabeza.
No tendrás lágrimas para llorarla.
Serás llanto pero sin lágrimas.
Las noches de soledades súbitas, que inundan tu vida y que arrastran con su alud el sol de los otros días han de colmar tu conciencia, tu tiempo y tu trascendencia, han de pudrir tu lengua y manos, tus ojos, tus oídos.
Sé que eres capaz de amor más inmenso, pero eso será una brasa en el fondo del río, tan inerte como la vecina piedra, eso amarás, amarás las piedras, besarás el viento y tocarás ilusiones.
Eres pequeño. Cada vez más.
Eres débil.
Eres mío, acéptalo,
tu único consuelo es un único recuerdo de hace 150 años.

La herida se gangrena y crece, le invade todo el cuerpo.

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