viernes, 4 de mayo de 2012

Phuket/Patong, Tailandia

Llegamos al aeropuerto de Phuket deslizándonos a través de migraciones con una elegancia extraordinaria, todavía andamos sin pasaje de vuelta y hay que andar rebuscándoselas... Una vez en tierra tailandesa surgió el primer interrogante que, habiéndose mantenido oculto detrás del cagaso migratorio, salía a la luz envuelto en gracia y alivio, ¿A dónde vamos? Una española que pasaba por ahí nos pregunta ¿Chicos, van a Patong? ehh seee, vamos a Patong… y ahí salimos en busca del minibús mientras yo me intentaba imaginar las consecuencias de basar mis decisiones en semejantes insignificancias.
Hablar de Patong playa, Patong ciudad, etc etc. es un sinsentido si no nos referimos a la noche, pues todo lo que aquí pasa de día es fruto y simiente de las noches que lo confinan. Unos minutillos después de que el Sol se haya ido a dormir -en la cuna del mar según ese que no sé cómo se llama- la ciudad entera se unifica en un gran y único cabaret.





´´De noche todos los gatos son pardos´´ dice un antiguo proverbio argentino pero en las antípodas globales la sabiduría criolla no pierde validez. La mayoría -?- de estas chicas son travestis, los famosos ladyboys tailandeses.

Quizás más divertido que la noche sea ver durante el día lo que ésta ha dejado o atrae. Creo que la siguiente foto resume a la perfección lo que quiero decir y hace innecesario todo comentario.




Salimos a andar en motito (que, dicho sea de paso, vienen flojitas de freno) y casi dejamos pegado en el radiador a un elefante (pobrecito si lo agarrábamos).





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