martes, 24 de abril de 2012

Singapur

Después de una breve sesión interrogatoria en la sala de migraciones, pudimos entrar a Singapur.
Nuestro paso por esta ciudad-estado fue algo más que fugaz, pero alcanzó para sacarnos nuevas ampollas en los pies de tanto caminar. Caminar porque es como mejor se conoce, caminar porque hace bien a la salud, caminar porque es barato.
Singapur es uno de los países más ricos del mundo. Y la verdad es que se nota, la ciudad entera es un despilfarro de plata, empezando por las megaconstrucciones típicas del año 3000 y terminando por los refinados toilettes –digo tualets- de los edificios públicos que te echan perfumito de los campos de lavandas del sur de Francia.

Estos son algunos de los edificios que se pueden ver:






Para los que todavía dudan de que el dinero todo lo puede acá tienen una refutación rotunda y contundente. Un barco cortado al medio y relleno con arena, agua y palmeras, sobre tres edificios de 50 pisos en el medio de la ciudad.






 Estos son algunos de los tutus que se pueden ver:








¿De dónde saldrá todo esto? ¿no? Bueno, Singapur es uno de los principales centros financieros del mundo, es decir, tiene plata, y en un sistema en el que 5 pesos acá valen un poquito más que 5 pesos allá, tener plata es condición necesaria y suficiente para todo el resto.






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